Existen varias formulaciones y argumentos respecto a ello, pero a veces es inevitable discutir con la pantalla, tengas la edad que tengas!!! y después de recuperar la cordura me siento como un estúpido preocupándome o enojado con el mundo después de interactuar un rato con un montón de imágenes.
Bueno, estos comportamientos suelen tener similitud en infinidad de actividades diariamente, no sólo en los vídeo juegos, por su parte los desarrolladores intentan hacer lucir y admirar su trabajo, labor que por supuesto no es nada fácil como muchos creen, los programadores deben pasar horas y horas para completar su obra para luego lanzarla y esperar engacharnos.
Allí es cuando entra la psicología de cualquier persona o animal a enseñarnos un "estándar" en estos productos: como la consecución de premios (tesoros, puntos,vidas etc), igualmente un punto a tener en cuenta en estas experiencias a la hora de comprender una adicción tecnológica es la rivalidad con tus amigos o desconocidos y poder exponer los resultados (un ejemplo claro de ello es la versión de Halo Ce, pues compites en línea con muchos desconocidos y puedes interactuar en el chat haciendo de tu victoria o derrota una cuestión personal).
Es claro que estas adicciones no son consecuencia de una maquina multinacional diabólica para entorpecer las mentes de los "angelicales" niños, son estrategias de ventas en un entorno tan competido como el de los vídeo-juegos.Ninguna alteración racional está representada por un producto específico, es más un sistema de educación familiar donde las salidas a un parque están descartadas.
Es por ello que si en su casa habitan niños debería tomar en cuenta como se comportan frente a una consola y como puede invitarlos a que accedan a otras actividades alternativas como el deporte, la cocina y miles más. Es allí donde su mente maquiavélica puede utilizarla para acciones psicológicas benéficas hacia sus niños y hacer que muerdan el anzuelo de dejar la consola después de cierto tiempo (como invitarlos al parque, porque allí está Mario bros).
Es simple, es utilizar la misma estrategia que utilizan todos los que venden productos para controlar el uso de estos y no convertir algo aparentemente inofensivo en un dolor de cabeza, que entorpezcan sus relaciones familiares, laborales o académicas.
Bueno, estos comportamientos suelen tener similitud en infinidad de actividades diariamente, no sólo en los vídeo juegos, por su parte los desarrolladores intentan hacer lucir y admirar su trabajo, labor que por supuesto no es nada fácil como muchos creen, los programadores deben pasar horas y horas para completar su obra para luego lanzarla y esperar engacharnos.
Allí es cuando entra la psicología de cualquier persona o animal a enseñarnos un "estándar" en estos productos: como la consecución de premios (tesoros, puntos,vidas etc), igualmente un punto a tener en cuenta en estas experiencias a la hora de comprender una adicción tecnológica es la rivalidad con tus amigos o desconocidos y poder exponer los resultados (un ejemplo claro de ello es la versión de Halo Ce, pues compites en línea con muchos desconocidos y puedes interactuar en el chat haciendo de tu victoria o derrota una cuestión personal).
Es claro que estas adicciones no son consecuencia de una maquina multinacional diabólica para entorpecer las mentes de los "angelicales" niños, son estrategias de ventas en un entorno tan competido como el de los vídeo-juegos.Ninguna alteración racional está representada por un producto específico, es más un sistema de educación familiar donde las salidas a un parque están descartadas.
Es por ello que si en su casa habitan niños debería tomar en cuenta como se comportan frente a una consola y como puede invitarlos a que accedan a otras actividades alternativas como el deporte, la cocina y miles más. Es allí donde su mente maquiavélica puede utilizarla para acciones psicológicas benéficas hacia sus niños y hacer que muerdan el anzuelo de dejar la consola después de cierto tiempo (como invitarlos al parque, porque allí está Mario bros).
Es simple, es utilizar la misma estrategia que utilizan todos los que venden productos para controlar el uso de estos y no convertir algo aparentemente inofensivo en un dolor de cabeza, que entorpezcan sus relaciones familiares, laborales o académicas.
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